1ª tentación: El provecho propio. Si eres Mesías, si eres dirigente, haz que estas piedras se conviertan en pan para saciar no el hambre del Pueblo, sino tu propia hambre. Es la tentación de usar su mesianismo en su propio provecho. No se busca en primer lugar la voluntad de Dios, el Amor y la Justicia, sino que en primer lugar se ven las necesidades personales del dirigente. Jesús multiplicó los panes, pero para el Pueblo y no para él mismo.
2ª tentación: El Prestigio. El tentador invita: Si eres el Mesías, tírate de lo alto del Templo. Muéstralo en obras llamativas, prodigiosas, de prestigio. Ese Mesías sería muy distinto del que nos presenta Isaías y encarna Jesús, o sea sería muy distinto del Mesías Servidor Fiel y humilde que está dispuesto a dar la vida.
3ª tentación: El Poder. Satán promete: te daré la riqueza y el poder sobre las naciones, si postrándose me adoras. La respuesta de Jesús es tajante: solamente al Señor adorarás. Y en la última cena Jesús lava los pies a los discípulos y nos dice que “El no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar la vida en rescate. El que quiera ser el primero que se haga el último y el servidor de todos los demás”. Y Jesús nos advierte:” no sean como los reyes que oprimen al Pueblo y todavía quieren que les llamen Bienhechores”.
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